Amar es esencialmente sufrir, y como vivir sin amar; si la vida es por esencia dolor, cuando es más elevado está el ser humano más se sufre, porque “No” hemos venido solo para trabajar mucho, para ganar dinero, para tener esa casa, ese coche, para deslumbrar dentro de este sistema egoísta, para colgarnos medallas…Todo ello no son sino fuegos artificiales, la única llama que dura, es la de querer, de amar de verdad, la de ponerse en el lugar del otro, la de observar la vida con el corazón del Amor.
La vida de todo ser humano no es más que la lucha por la existencia, con la certidumbre de resultar vencido, tardar de entenderlo es malgastar la propia existencia. Creer que estamos aquí para otra cosa es torpe. La vida está detrás de cada gesto bondadoso, de cada pequeño crecimiento personal, de cada momento de ilusión, de cada risa está el AMOR, la de amar y amar…
Pero en la vida hay pocas cosas obscenas como el desprecio. ¿El desprecio a qué? …Cada ser de acuerdo a su conocimiento busca su camino, incluso el desprecio lo está en los mismos principios básicos de la sociedad, donde tantos se ubican bajo las burbujas de cristal, son indolentes, ajenos al sufrimiento de aquellos con quienes se cruzan en las calles en algún momento.
La vida es una cacería incesante, es una historia natural de dolor que se resume así: Ayer eran los hospitales y las medicinas de todos los días, inflar los precios; que rápidamente se gastan en algún lugar de las Américas; en las tabernas de los verdugos. Recordemos, quien tenía la suerte de llegar a un hospital; son los mismos que autorizaban la compra de las medicinas o material, eran los que emitían comunicados internos; que no se admitían a personas de la tercera edad. Y así sucesivamente luchar con amor. (O)
