El desabasto en México de los medicamentos contra el VIH lleva más de 3 años como un problema para las personas con esta condición, una crisis que se agrava porque la atención médica es escasa y, cuando la hay, habitualmente abunda en la serofobia, según denuncian activistas.
“La situación ha crecido bastante, el desabasto de medicamentos está muy fuerte y hay falta de atención médica. Para personas que vivimos con VIH o sida es brutal, han incrementado las muertes por sida de personas que no tienen acceso al medicamento”, afirmó este martes en entrevista con Efe Adriano Adt, coordinador y fundador del grupo de apoyo Colibrí, del céntrico estado de Morelos.
Por su parte, Alaín Pinzón, activista y director general de VIHve Libre, un programa permanente de apoyo a personas que viven con VIH en todo el país, consideró que “el desabasto también tiene que ver con la falta de atención médica, la falta de empatía, la falta de humanidad de mucho personal”.
Alaín aseguró que varias personas a las que acompañó en los últimos años fallecieron, por ejemplo, un joven de poco más de 20 años que regresaron a su casa desde el hospital al no detectar una infección que lo hizo morir.
«¿Cómo podemos explicar que una persona de 26 años con toda la vida por delante, con una infección tardía y con todo el avance de la ciencia no esté, esté muerto?», cuestionó Alaín.
UNA CRISIS DE LARGO ALIENTO
La crisis por el desabastecimiento de medicamentos en el sector salud se agudizó en 2019 debido a los recortes presupuestarios y a los cambios en la compra de las medicinas impuestos por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien asumió la Presidencia el 1 de diciembre de 2018.
Mientras que en 2020 esto se complicó por la pandemia de la covid-19.
En México hay casi 209.000 personas que viven con VIH, de acuerdo con la Secretaría de Salud del Gobierno, que reconoció 4.557 muertes por esta condición en 2020 y 5.293 en 2019, la cifra más alta en 20 años.
En los últimos meses, el Gobierno mexicano informa puntualmente de la adquisición de medicamentos para tratar diferentes enfermedades y asegura combatir la escasez existente para algunos tratamientos a diario, pero según indican activistas, los medicamentos no llegan.
Activistas como Alaín y Adriano trabajan en todo el país para tratar de conseguir antirretrovirales para quienes los necesitan y no pueden acceder a ellos debido al desabasto.
«Nos dicen que no es cierto, que estamos mintiendo, que han visto las conferencias matutinas del Gobierno federal donde han enseñado los tickets de compra. Está muy bonito ver un ticket, pero a mí de nada me sirve porque los muertos ahí siguen”, compartió Adriano.
Él, quién fundó el grupo de apoyo Colibrí para cumplir el sueño de su expareja, quién fue asesinado, sabe de primera mano que la gente sigue muriendo de sida, y de otras enfermedades.
«¿DÓNDE ESTAN LOS MEDICAMENTOS?»
«¿Dónde están los medicamentos y dónde está la cadena de suministro que, según en este Gobierno, cambiaron e hicieron una nueva? ¿Dónde están las empresas que contrataron para que pusieran todo el suministro y para que llegaran de la farmacéutica a la farmacia de la unidad médica?», cuestionó Pinzón.
En este sentido, protestó por la falta de transparencia y explicó que el sistema está saturado, ya que cada día se dan nuevos diagnóstico.
”El sistema no nos va a soportar a todos, en algún momento se va a caer esto», sentenció.
Ambos activistas coinciden en que el problema del desabasto lleva años latente y, en sentido contrario a los importantes avances de la ciencia que permiten una vida digna a las personas que viven con VIH, el problema no mejora.
Pero además, la sensación de agotamiento de quienes tienen que mover cielo y tierra para conseguir su imprescindible pastilla diaria para que el virus no genere resistencia y se replique, sumado a los estigmas que permanecen incluso en la comunidad médica, hacen que muchos algunos abandonen su tratamiento.
«Nuestra vida depende de poder tomar nuestro medicamento todos los días a la misma hora», cuenta Adriano, a la vez que asegura que algunos de sus compañeros tuvieron que padecer, incluso, que un médico les recomendase no tomar el antirretroviral a diario.
Con este medicamento, el VIH se hace intransmisible e indetectable.
«Es una cosa que nunca se había visto, ha empeorado muchísimo, nos sentimos como en los años ochenta en donde las personas tienen que rogar por atención médica», terminó Pinzón. EFE(I)