Tras 18 días de manifestaciones y en medio de una profunda crisis política, el país ha entrado en una nueva etapa. Los ecuatorianos trabajamos para recuperar el tiempo perdido y cerrar esas heridas sociales. Esperamos que las demandas de los indígenas sean atendidas, para que mejoren sus condiciones de vida.
Ahora bien, mientras pasan las horas, las elecciones seccionales están a la vuelta de la esquina. Nuevamente, los políticos han aparecido a la palestra pública para mostrarse como los idóneos en solucionar los problemas de la ciudad. Eso sí amigo lector, cuando vaya a sufragar, recuerde a los políticos que desaparecieron en medio de las manifestaciones y que dejaron a la ciudad sumergida en el abandono.
Hubo personajes, ajenos a la gestión pública, que mediaron con los manifestantes para permitir el paso de convoyes con alimentación, oxigeno, combustible y en especial gas. En definitiva, ciertos funcionarios nos quedaron debiendo. Pero estos hechos nos permitieron ver el tipo de políticos que son.
Cuenca y la provincia no se merecen la desatención que vivimos. Otras ciudades han elegido a sus autoridades y sus realidades son distintas. Acá clamamos por vialidad, seguridad, conexión aérea, modernización, sistemas integrales de transporte, pero los intereses políticos son más importantes que las necesidades ciudadanas. Pero en especial, que nos alejen de la amenaza de la minería a gran escala.
En fin, algunos querrán la reelección, otros incursionar por primera vez en el servicio público, otros beneficiarse de los recursos. Empero, tengamos la esperanza que en esta ocasión tengamos políticos que deseen servir a la población. ¡Ya no más improvisaciones, Cuenca se merece otra suerte!