UNA MIRADA A LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ENFOQUE DE GÉNERO EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
La presencia de las mujeres en las universidades no siempre significa la existencia de igualdad de género al interior de su comunidad, más bien, aún se encuentran presentes manifestaciones de violencia simbólica y de control social que limitan la paridad de oportunidades entre hombres y mujeres, sus trayectorias académicas y laborales, así como sus relaciones de poder. Por ello, es importante no confundir los procesos de feminización con la equidad de género.
Las universidades deben ser concebidas como espacios de no violencia, igualdad, equidad, e inclusión, con la responsabilidad de transmitir el conocimiento con justicia cognitiva, a partir del pensamiento crítico nacido de un sentido común con conciencia colectiva, libre de estereotipos y fuera de la costumbre de control social que naturalizan la injusticia. De hecho, asistida de una estructura normativa que cumpla con las leyes y normativas del estado, y garantizando un ambiente de oportunidades bajo los principios de igualdad entre géneros.
Este pensar podía convertirse en una utopía para las mujeres, puesto que su pensamiento discrepa de las masculinidades hegemónicas asumidas como normas inquebrantables, que conllevan a conservar el status quo y marginar el pensamiento igualitario al considerarlo feminizado y nocivo, atentando contra las creencias que marcan del control social y mantienen el supuesto equilibrio de las estructuras sociales en un ciclo que parece nunca dejará de repetirse. (O)
