Imposible saber si en el país se toman decisiones no solo para desviar la atención ciudadana sobre graves problemas, o para hacer estallar la crisis política y, en consecuencia, arrinconar más y más al Gobierno.
Cada semana aparecen hechos, insólitos a veces. Concitan la atención, empujan a los actores políticos a discusiones bizantinas, y hacen olvidar a los precedentes o dejarlos en suspenso.
Esta vez la Justicia vuelve al ruedo de la polémica tras la resolución de un juez de Portoviejo, al conceder el hábeas corpus a un ciudadano y hacerlo extensivo al exvicepresidente Jorge Glas y a Daniel Salcedo, “por vulneración de sus derechos de salud e integridad física”.
La Justicia es utilizada por el poder político. Esta una tesis siempre esgrimida. Si hay jueces sin principios ni con plenos conocimientos del Derecho, esa intromisión es más fácil aún; peor si responden a filiaciones partidistas o deben pagar favores por el cargo otorgado.
Esta vez el Gobierno no permitirá la excarcelación de Glas y de Cedeño; pues la concesión del hábeas corpus “presenta irregularidades”. Cita entre ellas, la no convocatoria, por parte del juez, a la audiencia a representantes de la Procuraduría y del SNAI.
En el caso de Glas, una solicitud del citado recurso constitucional se analiza en la Corte Provincial de Pichincha.
Siendo un asunto político, sus coidearios celebran la orden de libertad, como lo hicieron meses atrás.
El hábeas corpus debe resolverse en el lugar donde están detenidos los solicitantes. Así lo consideran varios jurisconsultos. Piden a la Corte Constitucional resolver este asunto. En la actualidad lo pueden plantear en cualquier parte del país.
Glas y Cedeño ¿serán los únicos sentenciados cuyos derechos son vulnerados, si es cierta esta tesis? La respuesta es no. Pero hay una diferencia: el primero es un actor político aún estando preso. Y por eso el avispero y posiblemente la resolución a su favor. Habrá discusiones para largo rato, incluso a nivel de la Función Judicial.