La delincuencia en Cuenca no da tregua. Ahora una nueva modalidad de intimidación pone en alerta a los comerciantes de la urbe. Los delincuentes han empezado a llamar o visitar comercios para exigir a los propietarios dinero a cambio de su seguridad y en caso de no cumplir con sus exigencias amenazan con atentar contra su vida. A esto se lo conoce como las “vacunas”.
Además, preocupa mirar como malhechores secuestran a comerciantes a plena luz del día. Nos encontramos indefensos ante una oleada de inseguridad que atraviesa la ciudad. Eriza la piel escuchar la noticia del hallazgo de una persona decapitada en un río.
Si seguimos de esta manera, en poco tiempo empezaremos a figurar en la lista de las ciudades más inseguras de América Latina. Usted por Cuenca ya no puede caminar tranquilo o peor aún viajar con la ventana del vehículo abajo. De seguro, algún pillo está esperándolo en una intercepción para asaltarlo.
¿Y la justicia? Esa es otra problemática. Asombra mirar como jueces son amenazados, fiscales asesinados y policías enviados a la cárcel por haberse excedido en el uso de la fuerza. Por supuesto, hay abogados que defienden a los delincuentes. Utilizan todos los recursos para regresarlos a las calles.
Y, por otro lado, el desorden de la ciudad aporta a la inseguridad. Pasar por la Terminal Terrestre, la Feria Libre o el Mercado Nueve de Octubre causa pavor. La venta de droga y la prostitución están al orden del día. Y ni hablar del comercio informal que se ha tomado las veredas.
Llega la noche y la situación se complica más. Es común que en las cámaras de seguridad quedan los registros de como los delincuentes ingresan a las viviendas para llevarse lo que más pueden. También nos estamos acostumbrando a levantarnos con la novedad de que han dinamitado algún cajero automático. ¡Ya basta! (O)