Los techos de cristal no siempre se ven; se sienten. Se sienten de maneras que solo quienes los hemos enfrentado podemos reconocer: miradas heridas, esperas inciertas, oportunidades estériles, sueños pausados; son formas de una frustración silenciosa que acompaña a muchas mujeres a lo largo de su camino. Estos techos, aunque invisibles, pesan; son barreras palpables …


