Hoy que su cuerpo está envuelto en el crepúsculo vespertino de la vida, permítanme darle mi postrero adiós, con cariño, admiración y respeto, a quién concibió y vivió su tránsito terrenal a plenitud, con todas las esencias positivas que en él se pueden enmarcar; a más de demostrarnos hasta la saciedad, que era dueño de …










