Entre nuestros políticos la autocrítica es mala palabra. Tan inmaculados se consideran que mirarse en el espejo para reconocer sus errores, sus trapacerías, no consta ni siquiera en su imaginario. Cuenca, la provincia del Azuay, esperaban que el prefecto Jota, como gusta que lo llamen al señor Lloret, reconociera el error, el suyo, de haber …


