No importa cuántas veces y cuántos medios utilicen para intentar cambiar la voluntad soberana de más del 80 % de la población cuencana. La minería no pasará. Cuenca ya decidió, ya dijimos ¡no a la minería! en las zonas de recarga hídrica de los ríos Tarqui, Yanuncay, Tomebamba, Machángara y Norcay. Sin embargo, la mañosería de la empresa minera para interpretar las normas constitucionales debe ponernos en alerta ante tan macabras intensiones, que a todas luces está fuera de toda norma y que pretenden sorprendernos aplicando la astucia más que la razón y las leyes. El acoso diario de la Dundee Precious Metals con los pobladores de las comunidades aledañas al proyecto minero no es nuevo; las entregas de víveres, becas de estudio, semillas, herramientas agrarias, servicios médicos y la oferta de trabajo es tema de todos los días. Es urgente que las declaraciones de las autoridades locales en favor de la defensa del agua se conviertan en acciones definitivas, pongan un alto a las continuas amenazas de los mineros a nuestro territorio y hagan presencia efectiva con políticas públicas que beneficien a las parroquias y comunidades cercanas a los proyectos mineros. Aunque las consultas impiden hacer cualquier acto que vaya en contra de la voluntad del pueblo, nuestros derechos ciudadanos, nuestra dignidad, nuestras fuentes de agua están en peligro. (O)
