
Nuevamente escribo sobre el problema que sufren los glaciares en el mundo. Recientemente, los investigadores han presentado nuevos estudios que indican que casi el cuarenta por ciento de la masa total se ha reducido en relación al 2020. En estos cinco años, la disminución del hielo es irreversible, y que lo que venga después no se puede predecir debido al calentamiento global. La humanidad no ha podido detener el calentamiento, por lo que es alarmante lo que ocurre. Nuestras altas montañas en Ecuador están sometidas a la misma pérdida de sus glaciares.
Montañas como el Chimborazo de 6.310, el Cotopaxi de 5.897, el Sangay de 5.260, el Cayambe de 5.790, el Antisana de 5.758, entre otras. La pérdida de hielo debido al clima en el futuro puede acarrear múltiples y graves problemas para las ciudades y los países, ya que muchos dependen de ellos para su agua, para el riego, para la energía y, sobre todo, para el agua potable. Por lo tanto, adaptarse a la pérdida de los glaciares será muy difícil para nuestras ciudades.
La única esperanza que puede devolver la vida a los glaciares es detener el calentamiento global y colaborar con el acuerdo de París del 2015 para frenar este calentamiento, ya que los países del mundo se comprometieron a reducir dos grados la temperatura con respecto a los años anteriores. Sin embargo la temperatura sigue aumentando. Aunque las esperanzas no se pierden, los estudios demuestran que nuestras montañas ecuatorianas algunos días amanecen blancas, con nieves hasta sus faldas, pero hay otros días que ya apenas dejan ver su manto blanco. Existen políticas que cada país puede aplicar para poder salvar a estos gigantes de hielo, debemos aplicarlas. (O)