Las relaciones humanas

Estamos tan absorbidos por la política, que dejamos de lado asuntos profundamente humanos que dignifican nuestra condición de seres superiores. Resulta curioso advertir que muchos lectores muestran mayor interés por temas políticos que por otros que, sin duda, son tan o más importantes. Y, lo que es aún más llamativo: mientras más conflicto y agresión exista en ese campo, más seguimiento tiene entre radioescuchas, televidentes y lectores. Ni qué decir de las redes sociales, saturadas de este tipo de noticias y de seguidores que descargan en sus comentarios los epítetos más burdos y groseros.

Hoy queremos detenernos en un tema que atañe al mundo sensible y humano: aquello que nos permite vivir en sociedad, con civilidad y armonía. Antes de hablar de ello, vale observar cómo es nuestra conducta con los demás, especialmente cuando ejercemos funciones asalariadas para atender necesidades ajenas. Si alguien acude a una oficina pública o privada, conoce de primera mano el trato que suele recibir: funcionarios negligentes, déspotas, malcriados y hasta deshonestos, que buscan subrepticiascoimas.

Pero volvamos a lo esencial: la necesidad de cultivar las Relaciones Humanas, tan venidas a menos en la actualidad, salvo cuando las impone la presión de los superiores. En algún momento, desde la academia impulsamos esta disciplina, convencidos de que debía estar presente en todas las profesiones. Aunque se aceptó su importancia, la decana descalificó el programa de estudio tildándolo de “apócrifo”, por carecer de sustento científico y bibliografía indexada. ¡No vale la pena comentarios, sino el juicio de los lectores!

Lo cierto es que las Relaciones Humanas son los vínculos que establecemos con las demás personas en la vida diaria, basados en la comunicación, el respeto, la confianza y la cooperación. Se manifiestan en todos los ámbitos: social, familiar, laboral, educativo y comunitario. Son un conjunto de interacciones orientadas a la convivencia armónica, al entendimiento mutuo y a la satisfacción compartida de necesidades. 

En un mundo donde la política y el conflicto ocupan demasiados espacios, no debemos olvidar que lo verdaderamente humano está en la manera como nos tratamos. Las Relaciones Humanas no son un lujo ni un adorno de la convivencia: son la esencia misma de nuestra vida en común.

Si logramos cultivar el respeto, la escucha, la empatía y la cooperación, estaremos construyendo sociedades más justas, más sensibles y más solidarias. Solo así podremos decir que avanzamos como humanidad, no por los discursos encendidos de los políticos ni por las disputas ideológicas, sino por la calidad de los lazos que tendemos entre nosotros. (O)

Dr. Edgar Pesántez

Médico-Cirujano. Licenciatura en Ciencias de la Información y Comunicación Social y en Lengua y Literatura. Maestría en Educomunicación y Estudios Culturales y doctorado en Estudios Latinoamericanos.

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