No existe una institución más beneficiosa que el IESS en el Ecuador. Leyes creadas desde 1905, desembocan en la institucionalización y apoyo al humilde trabajador, que fue siempre explotado y en aquellas épocas en forma inmisericorde, convertidos en verdaderos esclavos, con la ley del látigo y el garrote y el trabajo sin estipendio y de sol a sol en las haciendas, especialmente de la sierra, donde formaban una inmensa clase de indios, básicamente y mestizos, sin remuneración, sino apenas trabajaban para recibir productos elementales de sustento, constituidos de maíz, granos, papa y eventual carne cuando una res moría. Momentos de la historia documentados y puestos en cuentos y literatura brillante que lo contaban todo.
El 13 de marzo del 1928, puesto a punto los artículos y estudios de la ley, en la presidencia de un gran indio ecuatoriano, lojano, Isidro Ayora, se vuelve obligatorio su cumplimiento, con muchas reyertas y protestas de los terratenientes blancos. Enorme ayuda social y humana en todos los campos, pues el IESS cuida de lo más importante, la salud de sus integrantes y pueblo, con atención médica y medicamentosa, incluso hoy con carísimos implantes y aparatos, conforme evolucionó la medicina. Además, regala decimos sueldos y con los aportes mayores, trata de solventar gastos en la inmensa población de bajos o ningún ingreso como en el seguro social campesino, que pagan el valor de un caramelo por el derecho a la enorme ayuda. Programas de vivienda social, créditos a intereses bajos, educación, cultura etc. son los amplísimos campos de acción del noble instituto.
Pero claro, los políticos ladrones y demagogos, van terminando con el de una forma letal. Todos metieron mano en sus capitales de ayuda y reserva para cosas mucho menos importantes y cuando no, para enriquecerse y en especial la turba del correísmo, que convirtió en caja chica los dineros del instituto.
Hoy estamos en un momento triste de un colapso total. Qué fin tendremos los jubilados, los enfermos y la enorme masa de gente que vive gracias a su bendita acción. Hoy debemos luchar por reflotar el IESS y todos desde nuestros respectivos espacios dentro de la sociedad. Llegó el momento de poner los puntos sobre la mesa de discusión y salvarnos nosotros y salvar nuestros nietos. Ya basta de medias tintas y cambios de directores que comprar remedios con sobreprecio y se llenan de gazas baratas, para decir que si compran. (O)




