A pocos días de que concluya el 2025, las cábalas y tradiciones de fin de año toman protagonismo en algunos hogares.
Heidi Cevallos, médica andina, explica que estas prácticas se basan en principios universales y en la intención o energía que las personas colocan en cada acción, con el objetivo de cerrar ciclos y propiciar un nuevo comienzo.
A partir de esa intencionalidad, el uso de ropa de ciertos colores, el consumo de uvas y cerezas, el encendido de velas o las limpias energéticas forman parte de un conjunto de rituales orientados a atraer prosperidad, salud y bienestar para el año que inicia.
Los colores
Inés Pintado, comerciante de la plataforma del Recinto Ferial, explica que uno de los artículos más demandados es la ropa en tonos amarillo, rojo y verde.
“La gente compra principalmente ropa interior amarilla, que es para la suerte y el dinero. El rojo para el amor y la amistad, y el verde para la esperanza y para la salud. Son creencias que se mantienen año tras año”, señaló.
Las camisetas, chompas y otras prendas de esos colores también se utilizan con la finalidad de atraer prosperidad, amor y bienestar.
Los comerciantes esperan una mayor afluencia de compradores entre el 29 y el 31 de diciembre.
Uvas
Dentro de estas prácticas, el consumo de frutas ocupa un lugar especial. En el mercado El Arenal, Miriam Arias indicó que las uvas y cerezas son productos infaltables en estas fechas.
“La gente compra por la costumbre de comer estas frutas a la medianoche del 31 para recibir el Año Nuevo”, explicó.
De acuerdo con la creencia popular, comer 12 uvas al ritmo de las campanadas de la medianoche atrae la buena suerte y la prosperidad, una por cada mes del año.
La libra de uva negra se comercializa a un dólar, la roja a 1,50 dólares y la verde a dos dólares. Las ventas suben entre el 28 y el 30 de diciembre.
Velas
Otros elementos recurrentes en estas fechas son los sahumerios, inciensos, velas de colores y también el palo santo. Estos son utilizados para limpiar los espacios y alejar las energías negativas.
Rosa Álvarez, comerciante de estos artículos, comentó que muchos de sus clientes mantienen rituales específicos.
“Hay personas que colocan 12 velas de colores en sus casas la noche del 31 de diciembre, cada una con una determinación distinta”, indicó.
Cada color representa un deseo específico:
- Blanca: paz, claridad y equilibrio general
- Amarilla o dorada: prosperidad y estabilidad económica
- Verde: salud y bienestar
- Roja: amor y energía vital
- Azul: tranquilidad y protección
- Naranja: trabajo y oportunidades
Antes de encender la vela, la persona se concentra en su deseo, lo visualiza y, en algunos casos, lo expresa en voz baja o mentalmente.
Significado
Desde una mirada ancestral, las cábalas están ligadas a la intencionalidad y al significado que se otorga a cada acto.
Heidi Cevallos, médica andina, explicó que estos rituales no se limitan a la superstición.
“La cábala se basa en principios universales. Todo parte del motivo que ponemos en las cosas. Comer uvas, por ejemplo, se relaciona con la sabiduría y la energía de la fruta”, señaló.
«Cuando entendemos el sentido de los rituales, estos nos ayudan a cerrar e iniciar ciclos de una manera más consciente y armónica».
Una visión similar comparte Diego Pesántez, arquitecto y sanador ancestral, quien enfatiza el valor simbólico de cada elemento utilizado.
“Nada se debe usar solo por usar. Cada símbolo tiene una energía. Los colores, el fuego, el agua, todo tiene un significado. Si usamos velas, pensemos que el fuego limpia; si usamos colores, entendamos qué energía queremos atraer. Ese propósito se refleja en el cuerpo y en la vida”, aseguró.
Limpias energéticas
Las limpias energéticas y rituales ancestrales también forman parte de este periodo.
Para Cevallos, el cierre de año es un momento propicio para dejar atrás cargas emocionales.
“Es tiempo de soltar lo que nos ha causado dolor. La quema de los monigotes representa dejar el pasado, poner una intención y transformarla a través del fuego”, afirmó.
Pesántez añadió que estos rituales buscan una renovación integral.
“Es importante darse un espacio para descansar y cambiar de ambiente. Además, necesitamos cerrar un ciclo para empezar otro”, concluyó. (I)
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