
Por segunda ocasión, en menos de un mes, el presidente Daniel Noboa encabezó una marcha en contra de la Corte Constitucional, institución que le suspendió la aplicación de tres leyes y le rechazó tres preguntas de la consulta popular.
Según datos entregados por Zaida Rovira, ministra de Gobierno, en la marcha, que esta vez se realizó en Guayaquil, participaron 55 mil personas, quienes acompañaron al primer mandatario en un recorrido de menos de 10 cuadras, que duró menos de 10 minutos y que tuvo un discurso de solo 2 minutos.
A Noboa lo acompañó su madre, la asambleísta Anabella Azín, y el secretario de Inteligencia, Michele Sensi-Contugi; todos lucieron ropa blanca y caminaron rodeados de un gran contingente de policías y militares.
Un discurso bien posicionado
José Manuel Urquijo, experto en Comunicación Política, recalcó que el discurso de Noboa fue corto, seguramente uno de los más cortos que ha dado, pero logró su objetivo: reforzar el ataque a la Corte Constitucional y posicionar la consulta popular.
“Logra posicionarse entre los nosotros, se pone del lado de los ciudadanos, de los que quieren la paz, de los que visten de blanco como signo de pureza; en el otro extremo están los otros, que son los que se oponen a sus leyes, los que no están de acuerdo con sus políticas, los que apoyan a la delincuencia”, recalcó el experto.
En cuanto a la extensión del discurso, para Urquijo denota que Noboa no es una persona de muchas palabras, pero que también se centra en comunicar para las redes sociales y la televisión, lo cual es una estrategia de comunicación que le ha sido efectiva, desde la campaña.
En espera de resultados
Pablo Villalva, director de la Escuela de Comunicación de la UIDE, coincide en que Noboa logró posicionar un discurso en el que ubicó a la oposición en el espectro político que se opone al cambio, apoyando al narcotráfico y la delincuencia; mientras el Gobierno está alineado a la democracia; pero, lo importante es que esto tenga un efecto a largo plazo y que se refleje en las urnas.
“Está por verse si su convocatoria, más allá de la presencia física de personas, logra convencer lo suficiente para que la asistencia de público se convierta en una victoria electoral”, recalcó Villalva.
Para lograr que el mensaje permanezca, según el politólogo Alfredo Espinosa, hace falta que el Gobierno demuestre que puede combatir y vencer la inseguridad, caso contrario, las marchas y discursos se vuelven vacíos y, en lugar de generar apoyo, propiciarán rechazo y se irán desgastando.
Un distractor de los temas reales
Según Espinosa, las marchas, la de este 11 de septiembre en Guayaquil y la de Quito hace un mes, han servido como un distractor de los problemas reales del país, que son la inseguridad y la crisis económica; en las que se ha creado un enemigo del Gobierno: la Corte Constitucional.
“Con las marchas el Gobierno nos ha puesto a hablar de la Corte y de su supuesta responsabilidad en el aumento de la inseguridad, cuando lo real es que el responsable de darnos la seguridad es el Estado y eso, tarde o temprano se pone en evidencia”, recalcó el experto.
La consulta popular como su “batalla final”
En un discurso que duró dos minutos, el presidente Noboa defendió la realización de la consulta popular, planificada para el 30 de noviembre del 2025, a la que calificó como “la batalla final” contra sus opositores.
“Tenemos que levantar nuestra voz, exigir que nosotros podamos decidir, en las urnas, cual es la dirección de este país, eso de ahí es el corazón de la democracia, sin posturas, sin extremismos, sino pura democracia, dejar decidir a la gente, que existan preguntas importantes, cuestionamientos, el cual la ciudadanía puede pronunciarse, eso de ahí va a ser la batalla final”, afirmó Noboa.
Aunque Noboa no se refirió directamente a la Corte Constitucional, sí lo hizo John Reimberg, ministro del Interior, quien rechazó la decisión de los jueces de negar el paso de varias preguntas de la consulta popular.
“Hoy estamos aquí en una marcha por la paz, por la justicia, que exige que nueve jueces de una Corte dejen de estar en contra, no del Gobierno, en contra de los ecuatorianos”, afirmó Reimberg.