Jennifer, primera jefe de guardias

A sus 20 años de edad Jennifer Quizhpi Saquicela es la primera jefe de guardias de seguridad de un centro comercial en Cuenca.

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Es la primera en llegar y la última en irse, trabaja 12 horas consecutivas, descansa solo los jueves.
Feliz junto a sus padres, Luis Quizhpi y Maura Saquicela, en su casa de la parroquia El Valle.
Aunque va con traje oscuro, corbata y cabello recogido, jamás olvida ponerse en los labios el rojo carmín.

Texto y fotos:
Ana Calle Riera

Parada recta, con los brazos atrás, realizando un escaneo visual a cada persona que ingresa al centro comercial, subiendo y bajando pisos, manejando la handy (radio) todo el tiempo para controlar los diferentes puntos de seguridad.

Así se la ve todos los días -excepto los jueves que es su día de descanso- a Jennifer Quizhpi Saquicela, de 20 años de edad, Jefe de los Guardias de Seguridad de uno de los centros comerciales más grandes de Cuenca que, en sus diez años de fundación, por primera vez nombró a una mujer en este cargo.

Ella está al frente de un total de 27 guardias. No comenzó como jefa, primero accedió a la empresa de seguridad como una guardia más; y no laboró directo en los pisos altos, donde están los almacenes y patios de comida, sino en el frío subterráneo, en los parqueaderos.

A ella jamás le importó el lugar en donde la ubiquen, lo que quería es llevar un uniforme de seguridad, fue su sueño desde adolescente, apenas culminó el colegio Corazón de María.

Apoyo

Sus padres Luis Quizhipi Tuquiñahui, de 41 años; y, Maura Saquicela Quinde, de 41, la apoyaron al 100%, su enamorado no la respaldó en su anhelo, dijo que prefiere que estudie docencia, por eso decidieron separarse. Es que Jennifer ya había optado por seguir su sueño.

Quería ser policía de tránsito, guardia de seguridad o un oficio similar. Y lo intentó, concursó para ser Guardia de Seguridad, y aunque su carpeta fue aprobada en la prueba de natación no ganó, debido al tiempo. “Entonces no pude acertar al puesto, eso me dolió mucho”, comenta.

Pero no se rindió, siguió un curso de Defensa Personal y otras capacitaciones, comenzó a averiguar y un día armó cinco carpetas y en busca de trabajo salió de su casa, ubicada en una zona rural de la parroquia El Valle, donde vive con sus padres, tres hermanas menores y sus animalitos, entre ellos su mascota “esponjita”, un conejo blanco…y retornó feliz, con el puesto de guardia.

Desde el día siguiente la tarea no fue sencilla, se enfrentaba a un mundo laboral con la mayoría de hombres, por lo que ella optó por mostrarse seria, pero no grosera y, según cuenta, su única arma para ganarse el respeto de sus colegas era respetando y cumpliendo al 100% su trabajo.

Un día los directivos de la empresa la llamaron para decirle que por su disciplina horaria, rectitud y seriedad, la ascienden a Jefe de los Guardias. Esta noticia no solo le sorprendió a ella, sino a todos sus compañeros, más de uno se enojó e incluso renunció, no podía tolerear “que una mujer lo mande”, rememora.

Ella asumió el reto. Sabía que era un trabajo delicado, estaba consciente que ya no tendría sábado y domingo con su familia (siempre iban a un parque a jugar fútbol, ella es defensa), entendió que su horario sería de 09:30 a 22:00 y que, solo un día a la semana el resto almorzaría y merendaría lejos del hogar.

Lo más grande que esta joven entendió y asimiló es que, sobre ella existen unos jefes que no la mantendrán en el cargo por sus explicaciones, sino por sus resultados.

Por eso “desde el principio les hablé claro a mis guadias, les expliqué las nuevas reglas, y ante todo les aclaré que yo seré siempre cordial y comprensiva con todos siempre que ellos cumplan al 100% su trabajo diario y colaboren, es decir, que todos quienes ingresan al centro comercial se sientan seguros”.
Y lo ha venido logrando, los 27 (entre ellos una mujer Irma Sánchez, de 35 años de edad) guardias de seguridad cumplen todos los requisitos: correcto uniforme y corte de cabello, llegan 15 minutos antes de que se abra el centro comercial y se van después de que todos salen, no usan el celular mientras trabajan, no descuidan el puesto de trabajo.

Son amables con los usuarios, jamás discuten con los clientes ni están “en chismes o risotadas”, permanecen parados 12 horas consecutivas, solo descansan para almorzar, merendar o ir al baño, y cuando lo hacen queda un respaldo. Y lo más importante para la jefa, o como todos le dicen la “MC” (Código), ninguno llega con aliento de licor.

Jennifer no trabaja solo por el gusto de que está cumpliendo su sueño, lo hace también para colaborar económicamente en su hogar, su padre maneja una camioneta de transporte y su madre labora en otras casas realizando quehaceres domésticos.

Modalidad de trabajo

* Apenas asumió el cargo, Jennifer optó por diseñar su propio manual para el trato a su personal, ante algún error, les da tres oportunidades: primero una llamada de atención verbal, segundo les advierto con una posible sanción, y tercero les viene la sanción (el monto le impone la empresa).
* A los guardias que trabajan por la noche, bajo ningún concepto se les permite que se duerman; tampoco que utilicen la handy para “jugar”, sino para asuntos urgentes.
* Esta joven jefa de seguridad, quien viste un traje negro, corbata roja, lleva recogido el cabello y siempre se la ve casi por todo el centro comercial, considera que en el tiempo actual la mujer puede llegar a ocupar el cargo que se proponga, siempre que la disciplina sea su norte, no hay límites.