En esta hora trágica para el Ecuador, en la cual los contagiados y muertos por el coronavirus van incrementando ese número indeseable; en este momento en el cual los héroes verdaderos de esta tragedia: médicos, enfermeras, internos, trabajadores de la salud en general; empleados y obreros de los sectores de provisión de alimentos y servicios estratégicos, se juegan la vida por apoyar a sus hermanos.
En estos días en los cuales los organismos gubernamentales hacen el esfuerzo extremo para que los enfermos de esta pandemia puedan superar sus dolencias, y luchan con todo contra los imprevistos; mientras se toman decisiones duras para persuadir a la población que por cualquier razón no comprende la dimensión de la tragedia, sobre la necesaria colaboración para no salir de casa, y considerar en serio las recomendaciones de seguridad.
Cuando los ecuatorianos condolidos por esta desgracia queremos colaborar de cualquier forma: con dinero, el sueldo del mes, suministros y materiales de seguridad, somos incomprendidos por políticos insensatos. Me conmovió el comentario de un médico cuencano en una radioemisora, dando gracias por el apoyo del ciudadano común que llegó al hospital con un pedazo de pizza y un vaso con refresco. Si alguien “es generoso en lo poco, será generoso en lo mucho” dijo Jesús.
Mientras esto sucede, un grupo de malvados plenamente identificados cuyas operaciones están en México, Venezuela, Bélgica, el propio Ecuador y los países alineados al modelo de la corrupción, inundan las redes sociales con noticias falsas, audios deleznables, gráficas impublicables, y atentan contra la democracia pidiendo de frente se vayan el presidente y demás colaboradores, en una actitud de odio al país, y a los ciudadanos vulnerables. El aporte de ellos, es la miseria de sus palabras.
En octubre pasado, quisieron desestabilizar al país y no pudieron. Mientras ellos intentan por segunda vez romper la estructura del Estado, los ecuatorianos conscientes estamos pensando en cómo apoyar para salir de esta crisis. Esa es la diferencia. (O)