Binomios

Aurelio Maldonado Aguilar

OPINIÓN|

El CNE tiene mucho trabajo, aparte de pelearse entre bandos francos que obedecen, especialmente el uno, a claras consignas y componendas de grupos conocidos por coimeros y farsantes. Mucho trabajo, si, el tener que recibir folclóricas delegaciones que vienen a inscribir binomios a tan altas dignidades, diría que en forma irrespetuosa, engañosa, fatua y demagógica. No se puede concebir que Arauz, presente al alto CNE para inscribirse, cédula de otra persona. Solo un “lelo” podría hacerlo, sabiendo que incluso en pequeñas oficinas o tramitología simple, es lo primero en requerirse. ¿Lo hizo de mala fe? Lo hizo de buena fe o simplemente por “lelo” que aspira tomarse el poder como payaso de Correa para intentar futuros indultos a cientos de corruptos de la década robada para que la podredumbre regrese triunfante para seguir el festín, que en algo frenó Moreno, aunque, ni remotamente desapareciéndolo, cosa palpable con la oleada inmisericorde de casos de corrupción, que, por su frecuencia en ser denunciados, el uno tapa al anterior y seguimos en clara inmunidad de muchos delitos que son relegados e incluso olvidados, en siesta permanente y larga. Arauz llega con su comitiva ondeando bandera cubana y foto del criminal confeso el “che” cosas inadmisibles en un Ecuador consciente de atropellos y crímenes cometidos en otros lugares contra indefensa ciudadanía, sumido en vil e inocultable miseria, aplastados bajo las botas de nefandas dictaduras. Romero llega con barras, música y banderas de Barcelona. Yaku con banda de pueblo como en las mejores celebraciones campesinas. Indignación nace cuando se les escucha hablar de sus planes de gobernar un país desbaratado y reptante en el fangal de la corrupción, injusticia, inequidad, inseguridad, insalubridad, narcopolítica, cleptocracia y en quiebra franca, que obliga a continuar con empréstitos del FMI para pagar sueldos y cuentas retrasadas, aceptando sus imposiciones que de darse, serán un dogal más para el pueblo, pues subir IVA, entre otras órdenes, es el más brutal impuesto, pues lo paga rico y pobre en proporciones de sus gastos, claro, mientras que capitales robados y expatriados en cuentas de ladrones que viven fuera como príncipes con nuestra miseria, no recuperaron ni un dólar y menos aún que asambleístas padres de la patria, lejos de ayudar, ratean lo que está a su alcance y quieren expedir ley para blindarse con más votos para evitar destitución. (O)