¿Ecuador podría ser un país de tasas negativas?

Bladimir Proaño Rivera

La lógica del mercado hace tiempo que cambió, con la irrupción en racha de las tasas de intereses negativas. Ya existe una gran lista de países que no solo tiene que pagar por el dinero prestado, sino que obtiene una mínima retribución. A pesar de las tasas negativas, y en un año marcado a fuego por la incertidumbre radical que está trayendo la pandemia, los inversores están demostrando seguir confiando en los títulos valores (sobre todo títulos de deuda pública) emitidos por estos países.

En Ecuador pienso que estamos lejos (espero no equivocarme) de llegar a este límite; pero en cambio, está sucediendo algo que debería llamarnos la atención: si bien nuestras tasas de interés resultarían atractivas para estos inversores, esa liquidez internacional (sobre todo proveniente de los paraísos fiscales) no nos llegaría, simplemente por el perfil de riesgo país que proyectamos; en cambio, nuestra liquidez interna, canalizada a través del Sistema Financiero (SF), y compuesta por los depósitos monetarios que crecen al 14%, los de ahorro y plazo fijo al 11% (estos últimos participan en el 38% del total de las captaciones), constituyen fondos que, al no encontrar la demanda de crédito (de empresas, personas y Gobierno), muy posiblemente algunas de estas instituciones del SF coloquen estos “excedentes” de liquidez en el exterior y tengan que remunerar para que les reciban, y esta contribución, por pequeña que pueda resultar, es un costo que impacta al final en el costo de la captación interna, y con ello insensibilizar la reducción de tasas de interés que ya algunos políticos, intentando afectar la imagen del SF, persiste en la idea de la disminución de las tasas fundamentalmente las activas.

En los últimos años, el país viene experimentado ciertos periodos deflacionarios (caída generalizada del índice de precios) provocando que nuestras tasas de interés reales sean mayores a las nominales. Eso fomenta por un lado las inversiones financieras, pero a su vez puede desalentar la demanda de crédito y lo más preocupante desmejorar los índices de calidad de la cartera de préstamos del SF. (O)