Un nuevo rumbo

Hernan Deleg Pacheco

A lo largo de mi vida, con la yema de los dedos había acariciado una imagen de cristo recién nacido, algunas figuras de nogal de Jose, la Virgen Maria… Y los soñados juguetes que nunca llegaron. Luego en mi Juventud, miré alguna carne amorosa bajo unos pliegues de seda, las leí la historia de algunos incunables y los hilos de la vida.

En este 2021 el recuerdo de ese tacto me llegó al cerebro y me lo llenó de inusitado placer, al contarle a mi compañera Rebeca Valdano que, a lo largo de la vida durante los viajes que hemos realizado, le recordaba que había asistido a toda clase de amaneceres y puestas de sol, había contemplado ruinas desbastadoras por la naturaleza: terremotos, o causados por el hombre como la destrucción de ciudades por la segunda guerra mundial. Estos hechos que limitan con la nada; así la sociedad les va convirtiendo a muchos políticos, en muñecos confusos que dan garrotazos de ciego a una piñata, pues su esfuerzo ha sido inútil y en medio de la pandemia se ha instalado el virus del odio.

Desde luego el infierno son los otros, dijo Sastre. Se refería a la mirada de los demás que penetra y los delata, quizá por la falta de una fuerza político-social que pudiera haber impuesto una mejor distribución del ingreso y mayor justicia social. Que ha llevado a que primé la idea de que cada uno era el prójimo de sí mismo, en tanto se les quita los pecados del mundo, ya no como cordero, desde que los vi hacinados en las cárceles de nuestro pais en dirección al infierno.

En este nuevo año hay que encontrar el norte de la vida sin GPS, contar con los dedos de la mano, saber el valor del dinero de bolsillo y no votar a ningún político idiota, que grita, insulta, arma falacias y la calumnia como forma de vida. FELIZ AÑO 2022. (O)