El Ecuador de la magia

Leonar Durán

Quieren, a palos, candela y piedras, que se congele en 2,10 dólares el precio del galón de gasolina. En 1,50 el del diésel.

¡Quién no quisiera esos precios! Sobre todo, los contrabandistas, los que tienen vehículos cuatro o cinco estrellas, los que suministran combustibles a los narcos. También yo para mi pichirilo.

¡Ya, congelen los precios, antes de que los ecuatorianos vayan a comprar combustibles en Europa, 50 % menos que en Ecuador, y retornen a contrabandearnos.

Gracias, muchas gracias Leonidas por semejante descubrimiento. Eres genial. Una perla más para tu “Estallido”.

No importa que suba el precio de licor y cigarrillos. No, no; por eso nunca reclaman ni encienden llantas, ni alborotan comunidades so pena de multarlas.

Cómo –dicen- en un país petrolero como Ecuador puede costar tanto los combustibles, si deberían refinar el crudo en las refinerías de Esmeraldas, donde –eso no dicen- sus amigotes y cofinancistas se refinaron para sus bolsillos más de 1.500 millones de dólares; igual cantidad en la de El Aromo, la pista nocturna de los narcos.

Es de imaginar a don Iza presidente. Megáfono en mano diciendo nadie paga créditos a bancos ni cooperativas, durante uno o dos años, o por el tiempo que le dé su regalada gana. O decretando el fin de la división de poderes, de la democracia, porque aquí -dirá- manda el correísmo…, no, no quise decir el mariateguismo. Como si a ustedes nunca las traicionara el subconsciente.

Es de imaginar a don Tatamuez como Ministro del Trabajo. Disponiendo un salario básico si es posible de 1.000 dólares mensuales; pues de las arcas del Estado, como por arte de magia, saldrán los billetes para financiar “el salario digno”. Así, todos contentos, todos felices. Descubrirá que la inflación es un invento neoliberal, neocolonial, y todos los neos habidos y por haber.

Es de imaginar a don Vargas como ministro de Economía y Finanzas. Inventaría una máquina de hacer dólares, disponiendo elaborar billetes con valores de cien para arriba, para pagar, entregar y regalar bonos a Raymundo y a todo el mundo; y con eso nadie trabaja, nadie se endeuda, y todos perdices y felices como Alicia en el país de las maravillas.

¡Qué fácil es gobernar, no!

De gana los gobernantes anteriores, ni se diga el actual, se hacen bolas y carambolas. Si solo es cuestión de magia y frito el pavo. Un poco de rabietas y con eso nadie reclama al Estado por los créditos, peor adquirirlos, pues no son necesarios, si hasta de las hojas de cacao y bijao se pueden hacer billetes verdes por toneladas.

¡Quién no quisiera vivir en un Ecuador así de mágico! (O)