Es un milagro (parte uno)

Eduardo Sánchez Sánchez

Érase un vuelo regular de selva en Colombia, de una avioneta Cessna, que transportaba al piloto, a un hombre, a Madgalena Mucutuy y sus cuatro hijos del grupo indígena “Huitoto”. La familia viajaba a reencontrarse con el padre de los dos niños menores, Manuel Ranoque, líder indígena que había huido de Araraucara a raíz de amenazas por parte de grupos ilegales. A muy corto tiempo del viaje, empezó la nave a tener defectos mecánicos y por fin el piloto buscaba acuatizar, sin que lo logrará, el avión se impactó con árboles y descendió bruscamente, produciéndose la muerte del Piloto y del pasajero varón. Quedó seriamente lesionada la madre, quien sobrevivió cuatro días, en ese lapso insistió a sus hijos que salgan del lugar para que busquen ayuda. La abuela había instruido a los niños en mecanismos de sobrevivencia, mostrándoles frutas, raíces y rizomas, hojas, etc como alimentos. Esto ayudó a Lesly Jacomboibare M de 13 años, Soleiny Jacomboibare de 9, Tien Ranoque de 4 y Cristin Ranoque 1 año (en las espaldas de Lesly) que caminaron a través de cursos de ríos y como un extraordinario caso, había cumplido su primer año de vida. Llevaban un toldillo, una toalla, un pedazo de carpa, una linterna, dos celulares que los distrajo en las primeras noches antes de quedarse sin batería, una caja musical y un frasco de gaseosa.

La aeronave fue localizada dos semanas después con los tres ocupantes adultos muertos, pero no hallaron a los menores en dicho lugar. Ellos por instrucción de la Madre y cuatro días después del accidente, caminaron instintivamente y alimentándose de yuca, frutos silvestres y semillas de chonta principalmente, además de una ración lanzada por los militares desde el aire.

Mientras tanto, varias patrullas (210 personas) buscaban a los niños en una operación denominada “esperanza”, con la ayuda de nativos y perros especializados en rastrear, destacó “Wilson”, un pastor belga que encontró ciertas prendas de los niños en la selva. (O)