El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) es una de las instituciones más inestables, controversiales y apetecida por ciertos sectores políticos hegemónicos.
Esos sectores conocen de su poder de designación de importantes autoridades. Entre ellas: Contralor, Fiscal, Defensor Público, Defensor del Pueblo, Consejo Nacional Electoral, Corte Constitucional (CC), Consejo de la Judicatura, Superintendentes. En suma, de la columna vertebral del Estado.
A las tantas destituciones en el Cpccs, ahora se añade la del presidente Alembert Vera, el exabogado de Rafael Correa durante el juicio a diario El Universo, y cuyo movimiento, de manera poco disimulada, lo apoyó en la campaña electoral para ganar una consejería.
Acaba de destituirlo la CC por desacatar un dictamen previo, mediante el cual se blindaron las resoluciones del Cpccs Transitorio.
Vera impulsó la integración de una veeduría ciudadana para evaluar tales resoluciones, si bien se amparó en la decisión de un juez sin tener competencia para tal efecto, y no haberla apelado.
En estas dos últimas semanas arreciaron las críticas en contra de la CC por demorar su resolución a pretexto del debido proceso.
Se habló de la destitución de los miembros del referido Consejo, cuyos votos sirvieron para dar paso a la veeduría, no así de quienes se opusieron.
A la hora de la hora, sólo Vera fue destituido con ocho de nueve votos, si bien seguirá la evaluación y determinación de responsabilidades de los consejeros restantes, algo inentendible por decir lo menos.
De seguir la politización del Cppcc, en especial para favorecer a quienes buscan, hasta de manera desesperada, tomar su control absoluto, poco o nada cambiará.
En medio de ese forcejeo tiene lugar el concurso para elegir al nuevo Contralor, otra vez suspendido por decisión de un juez, justo cuando hay ya el virtual ganador, no precisamente de los sectores desesperados porque sea uno de sus correligionarios. (O)
