Pareja de judocas solventan las competiciones con su emprendimiento ‘Alasas’

Pedro Guanga
Paola Chumbay y Pedro Guanga lograron consolidar su negocio durante la pandemia de la COVID-19.

Los esposos y judocas Paola Chumbay y Pedro Guanga están motivados con la oportunidad de competir en Estados Unidos. Ambos se conocieron hace 15 años en el dojo de la Federación Deportiva del Azuay.

En la búsqueda de una fuente que les permita financiar su participación en diversas competiciones, crearon ‘Alasas’. Es un negocio de comida rápida cuya especialidad son las alas de pollo bañadas en salsa miel mostaza, barbecue o buffalo.

La pandemia de la COVID-19 los tomó apenas dos meses después que decidieran darle carrete al emprendimiento. Adaptándose a las circunstancias, empezaron a realizar entregas a domicilio.

La sazón empezó a gustar y el negocio comenzó a despuntar. En la actualidad tienen un local en la Av. Ricardo Durán, a pocos metros del Colegio Borja.

Pasión por el judo

Pedro empezó en el judo a los 12 años. Estudiaba en el Colegio Benigno Malo. Tenía dudas si era o no apto para el deporte. La familia lo motivó a no dejar los entrenamientos.

Su primera medalla fue en un intercolegial. Obtuvo el tercer lugar en 40 kg. “Un switch se prendió en mi cabeza y dije: quiero más”.

En 2022 hizo realidad el sueño de competir en el US Open, en Fort Lauderdale Beach, Florida. Obtuvo el segundo lugar en representación del Team Prado.

En 2023 fue tercero en 81 kg durante el Campeonato Sudamericano de Veteranos, en Guayaquil. “No siempre los resultados se dan de la manera que uno busca. De la derrota se aprende y ahí se ganó experiencia”.

Pedro Guanga (I) obtuvo en 2022 la medalla de plata en el US Open Judo Championships.

Objetivo 2024

Este año el objetivo de los esposos está en Estados Unidos. Pedro tiene la mira en el Campeonato Mundial de Veteranos que se disputará en Las Vegas, en noviembre. Paola quiere debutar en el US Open Championships.

Ella entrenaba judo desde los 10 años. Por una operación se retiró del deporte. Después de 12 años retornó al dojo. El profesor Raúl Var la ayuda a sacar su mejor versión en cada entrenamiento.

Para llegar en buenas condiciones a sus respectivos certámenes, ambos entrenan dos horas diarias, desde las 07:00. Luego dedican su tiempo al negocio desde las 12:00 hasta las 23:00.

Paola se encarga de las finanzas. Pedro está más involucrado en la cocina. Es un área que le apasiona. Confiesa que por diversas circunstancias dejó de estudiar Gastronomía y terminó graduándose en Ingeniería de Sistemas.

Los compañeros del deporte son los primeros en visitarle en el negocio. Hace un llamado para que las personas no dejen de “apoyar los pequeños emprendimientos que luchan a diario para salir adelante”.

En mayo Pedro cumplirá 34 años. Espera seguir poniéndole picante a la vida como cuando sus clientes le solicitan el ‘Carolina Reaper’, clasificado como el pimiento más picante del mundo en el Libro Guinness de los récords desde el 7 de agosto de 2013.

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