Jaque mate

Aurelio Maldonado Aguilar

El frenesí de adelantos en el área de la comunicación y uso generalizado del bendito celular, manipulado por expertos y niños cada vez más jóvenes, desflora senderos de insospechados y útiles senderos. Nuestra pundonorosa y valiente fiscal general Diana Salazar, va encontrando una generosa mina en los celulares requisados de cárceles y delincuentes apresados y como en toda red criminal bien organizada, existe un cabecilla que, en nuestro caso, es prófugo en Bélgica y lugartenientes de toda laya que van ampliando la telaraña delictiva para terminar en el vil sicario que, por puchuelas, se revuelca en la sangre de la víctima.

Las meretrices enquistadas (cosa secular en las diatribas de la historia) en puestos claves de la política, en especial la asamblea, son pieza fundamental, pues además de ser parejas sexuales de “fitos” y “noreros” y teniendo impunidad por sus cargos, son el corre ve y dile, para planificar detalles y asesinatos.

Las expertas manos de haquers van desenrollando el ovillo y claramente en los mensajes y largas conversaciones por el “celu” entre rizas y lisonjas se va planeando desde mandos altos de mafiosos, la siguiente conducta para librarse de “villavicencios” impertinentes e incomodos, pero, además, como dádiva de la conspicua cibernética, aparecen nombres muy bien ocultos, de rastreros delincuentes envueltos en común bandera de la delincuencia y el narcotráfico más abyectos y despiadados.

La comunicación vía celular, que se creía muy privada, no lo es y en manos expertas, pone en el tapete desde pequeñas y triviales infidelidades comunes desde que el hombre es hombre y terminando en monstruosos planes para anular al personaje que se interponme en su delictivo camino, siendo así que cómodos asambleístas y autoridades de alto nivel con mucho poder, consiguen levantar o promover conductas que van directamente relacionadas con el expedito narcotrafico, con lo que ellos ganan incalculables cantidades en cada negocio por una firma, creyéndose estar en total encubrimiento y buena fe. Cuidar y preservar a nuestra gran fiscal y seguir con anónimos facilitadores para leer celulares sospechosos, es la conducta hoy y el presidente Noboa, calmada y sagazmente, va consiguiendo mucho, de tal manera que en la consulta popular que propone con sus preguntas claves, tenemos por elemental razón, que ayudarle y entregarle poder legitimo para que logre luchar contra la peste que nos tiene asfixiados. Vivimos momentos difíciles y requerimos razonamientos lógicos en la lid, que no será fácil dígase ya, pero si necesaria, si queremos reflotar el país y salvarnos de las garras de la droga. (O)