Mientras unos poderes mundiales apuestan por la guerra, la destrucción y el dominio del planeta, otros sectores aportan sus esfuerzos por la paz y la construcción de un orden mundial que garantice la vida, la libertad y la realización humana en su plenitud.
El domingo anterior Donal Trump comunicó el ataque aéreo de EEUU a los centros nucleares de Irán, agravando el proceso bélico de Israel, Palestina y los grupos terroristas, siendo el gobierno del ayatola Alí Jhamenei que a su vez responde declarando la guerra a EEUU, en un proceso conflictivo que se inició desde la fundación del estado moderno de Israel acordado por las Naciones Unidas pero que a partir de ese momento tuvo que enfrentar a enemigos tan temibles como gran parte del Islam, debiéndose anotar que pese a tal oposición, Israel se ha consolidado como un estado democrático de alto desarrollo.
En otras latitudes, nos encontramos con las actividades de la violencia criminal que debe ser resuelta con la aplicación del poder del Estado y no por los mecanismos tan discutibles como son las propuestas que abonan por la legalización productiva de las drogas y su libre comercialización, como el caso del actual gobierno colombiano en la línea de la narcopolítica y que el fin de semana pasado celebró un mitin de encuentro con los cabecillas de los carteles de Medellín. Por estos caminos solamente encontraremos el incremento de las dolencias típicas a la dependencia de las sustancias psicotrópicas con el desquiciamiento de la conducta social.
Ante estos hechos en sí mismo trágicos, debemos alentar la cultura de la Paz que es la cultura de la Vida y de la justicia, fortaleciendo la educación integral, asumida desde la infancia como el núcleo de la conciencia crítica de la humanidad. La autonomía personal es el resultado del respeto al derecho y el cabal cumplimiento de la ley. (O)