El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, juramentó este miércoles al general Eduardo Pazuello como ministro de Salud, cargo que ocupaba interinamente desde mayo pasado, con una renovada defensa de la cloroquina para tratar el coronavirus.
Después de cuatro meses, los más duros de la pandemia, que deja ya en el país casi 134.000 muertes, Brasil volvió a tener un titular efectivo en la cartera de Salud, por la que desde febrero pasado, cuando se registró el primer caso brasileño de COVID-19, habían pasado otros dos titulares.
Bolsonaro, quien contrajo el virus en julio y se ha recuperado, hizo en el acto de investidura del ministro una renovada defensa de la hidroxicloroquina, un polémico antipalúdico en el que confía a ciegas para tratar el coronavirus pero cuya efectividad no ha sido comprobada totalmente por la ciencia.
«Hay estudios que demuestran que hasta el 30 % de muertes podría evitarse con el uso precoz de la cloroquina», insistió Bolsonaro, sin citar las fuentes de esas investigaciones.
También reiteró sus críticas a las cuarentenas y otras medidas de aislamiento impuestas por gobernadores y alcaldes en el marco de sus competencias constitucionales y aseguró que «se podría haber hecho diferente».
Pero, en ese punto, la descarga fue también contra los medios de comunicación, a los que tiene siempre en el punto de mira. «Entiendo que algunos gobernadores fueron tomados por el pánico difundido por esa prensa catastrófica que tenemos», declaró.
Del mismo modo, censuró el cierre del comercio en las épocas más duras de la pandemia y, con más énfasis, protestó porque la mayoría de las escuelas y universidades del país continúan sin funcionar en forma presencial.
Alegó que, según «muchos estudios», los niños y jóvenes son menos propicios a contraer el virus y aseguró que «no había por qué cerrar escuelas», como hicieron gobernadores y alcaldes hace ya seis meses.
«Lamento, pero somos el país con el mayor número de días con las escuelas cerradas y eso es absurdo», enfatizó.
Cuando Pazuello asumió el despacho en forma interina, el pasado 15 de mayo, Brasil tenía 14.817 muertes por coronavirus y el número de casos confirmados ascendía a 218.223.
Cuatro meses después, los fallecidos se acercan a 134.000 y los contagios rozan los 4,4 millones.
EL GENERAL Y LA «OBEDIENCIA DEBIDA»
Pazuello fue nombrado viceministro de Salud en abril, pero unas semanas después quedó al frente del despacho, tras la dimisión del oncólogo Nelson Teich, quien apenas soportó un mes en el cargo en que había reemplazado al médico Luiz Henrique Mandetta.
Este último fue destituido por defender las cuarentenas y medidas de aislamiento que Bolsonaro censuraba, en tanto que Teich renunció disconforme con la insistencia del mandatario en que los pacientes de COVID-19 fueran tratados con el antipalúdico cloroquina.
«Fueron dos transiciones sucesivas» en un «momento crítico de la pandemia», destacó este miércoles el general, quien afirmó que la emergencia sólo será superada cuando «haya una vacuna» y destacó que en Brasil se experimentan algunas de las más avanzadas.
Pazuello, con mucha experiencia en logística y ninguna en salud, asumió el despacho en principio en forma interina y arrastró ese estatus hasta ahora, cuando finalmente ha sido nombrado ministro en forma oficial.
Una de las primeras medidas que adoptó, apenas una semana después de comenzar sus funciones interinas, fue liberar el tratamiento con cloroquina en la salud pública, pese a las dudas que el fármaco aún suscita en la comunidad científica.
Pazuello no lo dijo, pero en medios políticos esa decisión fue interpretada como una actitud propia de los militares y los códigos de «obediencia debida» y en este caso a Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército que en su condición de presidente ejerce como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
El general Pazuello también fue objeto de críticas cuando, en junio pasado, y también por órdenes de Bolsonaro, pasó a divulgar en los boletines oficiales sólo las cifras diarias del virus y omitir el acumulado, lo que fue corregido luego por una decisión judicial.
Primero como interino y ahora como ministro efectivo, Pazuello se juega una carrera militar de lustre, que le llevó a ser coordinador de logística de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro’2016 y jefe de la operación que acogió a los miles de venezolanos que huyeron de su país hacia Brasil en los últimos tres años. EFE