Así lo afirma una investigación independiente del medio digital Bellingcat junto a la revista alemana Der Spiegel y el portal ruso The Insider publicada hoy, en base a datos de viajes de los miembros del «escuadrón envenenador» de Navalni, que también habrían estado implicados en las muertes sospechosas entre 2014 y 2019 de un periodista y dos activistas de derechos humanos y anticorrupción.
En mayo de 2015 y febrero de 2017, el político y opositor ruso Vladímir Kara-Murzá sufrió dos emergencias médicas similares que casi le cuestan la vida. Dos informes de hospitales rusos y tres exámenes internacionales concluyeron que los incidentes fueron causados por una sustancia no identificada, si bien la fuente exacta del envenenamiento sigue siendo un misterio.
«Basado en un análisis del historial de viajes de los miembros conocidos del Instituto Criminalístico del FSB previamente implicados en el envenenamiento de Alexéi Navalni y otros tres activistas rusos, hemos establecido ahora que esta unidad también siguió sistemáticamente a Vladímir Kara-Murzá antes de su primera y su segunda emergencia médica», indica Bellingcat.
De acuerdo con la investigación, «miembros de esta unidad del FSB siguieron a Kara-Murzá en un viaje de campaña fuera de Moscú que terminó menos de 48 horas antes de su primer envenenamiento».
Esta unidad después reanudó su seguimiento del opositor «aproximadamente cinco meses después de que volviera de su tratamiento en EEUU. El mismo equipo le siguió hasta que fue envenenado por segunda vez el 1 de febrero de 2017», señala.
Según Bellingcat y sus socios, el número de viajes coincidentes -siete destinos con 14 vuelos que se solaparon con los de Kara-Murzá- «genera una coincidencia estadísticamente improbable».
El análisis muestra, entre otras cosas, que un agente del FSB llamado Alexader Samofal, participó, al menos, en dos viajes de seguimiento a Kara-Murzá con Konstantin Kudriavtsev, el especialista en armas químicas que en diciembre pasado reveló a Navalni en una conversación telefónica que estaba a cargo de destruir las pruebas del envenenamiento al líder opositor ruso en agosto pasado.
La investigación arroja además otra duda sobre el asesinato del opositor ruso Borís Nemtsov en 2015 frente al Kremlin, sostiene la investigación.
Kara-Murzá, que también había trabajado para una cadena de televisión independiente fuera de Rusia, fue con 18 años ayudante parlamentario de Nemtsov, con quien colaboró hasta el asesinato de éste.
De acuerdo con Bellingcat, el primer seguimiento que la indagación ha podido detectar de Kara-Murzá se dio «solo días antes del asesinato» a tiros de Nemtsov en un puente cerca de la Plaza Roja.
«Este solapamiento temporal, junto con un perfil de riesgo similar de los dos activistas políticos -ambos críticos con el presidente ruso, miembros fundadores de una iniciativa opositora de unidad e iniciadores de la Ley Magnitski de sanciones a Rusia- arrojan nuevas preguntas sobre si los servicios de seguridad rusos sabían o tenían un papel en el asesinato de Nemtsov», indica el medio digital.EFE