El involucramiento del presidente Guillermo Lasso en los llamados
papeles de Pandora exige de él la más absoluta transparencia, más allá
de las declaraciones esgrimidas en estos días.
Las filtraciones hechas por el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación revelarían cómo, varios líderes mundiales escondieron sus
fortunas en paraísos fiscales.
Aquella, desde mucho tiempo atrás ha sido práctica muy común para evadir
tributos y, por consiguiente, perjudicar a los Estados y a sus
respectivos pueblos.
El avispero internacional tocó al presidente de Ecuador, un empresario
privado, cuya fortuna, según su declaración de bienes hecha ante la
Contraloría, suma casi 30 millones de dólares, producto, como lo ha
expresado, de su trabajo, y habiendo pagado los impuestos de rigor.
Lasso ha precisado no tener parte en semejante escándalo; pues asegura
no tener propiedades en paraísos fiscales.
Ha expresado, hasta con vehemencia, su decisión de “deshacerse” de
compañías e inversiones en 2017, cuando, por decisión popular, se
prohibió a quien quiera ser candidato a la presidencia de la República
tener sus fortunas en tales paraísos.
Reconoció haber tenido, años atrás, “inversiones legítimas en otros
países, lo cual también ha sido público siempre”. Según diario El
Universo, miembro del Consorcio Internacional de Periodistas, Lasso
mantuvo relaciones con 14 entidades creadas en Panamá, Estados Unidos y
Canadá, de las cuales diez están inactivas. Sobre las restantes, asegura
no tener propiedad ni beneficio alguno.
En respuesta a la petición de la Comisión de Fiscalización de la
Asamblea Nacional, ha dicho estar dispuesto a responder a todas sus
preguntas e inquietudes.
La investigación periodística, no del todo completa como debe de serla,
abre otro frente de desgaste para Lasso, quien, por sobre sus
aclaraciones, debe hablar con documentos, certificaciones, incluso lo
hecho con su fortuna antes de 2017.
La credibilidad del presidente está en juego. Y deberá defenderla con
solidez, y abriéndose a la investigación hasta de sus opositores y
enemigos políticos.