Los papeles de Pandora no son la causa del escándalo que la extrema izquierda y la extrema derecha han armado en estos días. Son el pretexto. La verdadera causa es el éxito logrado por el gobierno de Lasso en el programa de vacunación y el que podría lograr si genera empleo con la nueva ley. Un éxito que amenaza con opacar a esos partidos y a sus dueños.
Los papeles no son la causa, porque el país conocía que Lasso había tenido empresas fuera del país. El mismo lo había dicho en la campaña al igual que había anunciado que se deshacía de ellas cuando una ley prohibió a los candidatos tenerlas. Los papeles no traen, entonces, nada nuevo en este sentido.
La campaña de vacunación fue y es un éxito. Y los éxitos ajenos no se toleran en política pedestre. Aun cuando la extrema izquierda y derecha reconozcan a regañadientes que la vacunación fue exitosa, internamente no pueden aceptar que se haya dado en forma eficiente y sin corrupción en un país infestado por pillos y saqueadores de los fondos públicos. Sobreprecios, nuevos millonarios y la justificación de que, robaron, pero vacunaron, habría sido con ellos la respuesta.
Para una Asamblea con una mayoría menos que mediocre, con una Presidenta a la que le quedó desmesuradamente grande el cargo, el éxito de Lasso en la vacunación es insoportable. Bloquear los proyectos sin siquiera debatirlos no es suficiente. Había que buscar otro pretexto. Y los papeles de Pandora les cayeron como anillo al dedo. La Conaie- la versión moderna de los encomenderos de la Colonia – se une contra natura con correístas y socialcristianos para buscar la destitución de Lasso. Es el nuevo tridente: Iza, Arauz, Torres.
A grandes males, grandes remedios. Tal vez la muerte cruzada tenga que ser la salida, pese a todos los riesgos, para que se hagan cambios en el país. (O)