La UNESCO decidió que el 11 de febrero sería señalado como el día de la Mujer y la Niña en las Ciencias, en un esfuerzo por incentivar una mayor participación de mujeres en áreas científicas en las que de manera mayoritaria ha sido terreno de varones. Esta fecha es especialmente recogida por la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas, REMCI, que año a año organiza una simbólica agenda de actividades para reflexionar sobre este hecho. Veamos algunos datos que ellas comparten.
Por ejemplo, históricamente los sesgos de género, como reporta REMCI, están afectando la educación. Que las niñas, en las pruebas PICE, obtengan en promedio 20 puntos menos que los hombres en matemáticas y, por su parte, 8 puntos más que ellos en lectura, no habla de cerebros diferentes sino de motivaciones y sesgos que permean el aula de clase.
Otro dato. De los 2556 investigadores registrados en Ecuador, cantidad que ya es mínima, tan solo el 35% son mujeres. Es decir, somos la minoría en un ya reducido grupo dentro de la sociedad.
Estos datos también se reflejan a nivel global. Los hombres son autores del 70% de las pulblicaciones científicas. Por supuesto, no solo que las mujeres publican menos, sino que también son citadas en menor cantidad. Alguien me dijo que la publicación y la citación es un tema de calidad de la información. En un sistema perfecto podría ser así, pero si el acceso no es equitativo, no se puede explicar ese resultado sólo por la calidad. Ahora, imagínese ser mujer y latina en el mundo académico. Doble dificultad. Es quizá por ello que, a pesar de que el 62% de estudiantes universitarios son mujeres, en Ecuador tan solo el 20% del profesorado está conformado por científicas. Y más alarmante aún, el 56% de ellas ha indicado que fue víctima de algún tipo de violencia en las universidades ecuatorianas.
Estos números no solo son relevantes por un tema de derechos humanos, sino porque al contar con distintas perspectivas se enriquece la calidad del conocimiento y finalmente se beneficia la sociedad. Pensar la ciencia desde las mujeres permite ampliar el espectro de preguntas y buscar soluciones en condiciones que interesan y preocupan específicamente a este género.
¿Como sumarse a esta iniciativa? Comenzando por casa. Con la pequeña científica en potencia que vive junto a usted. Exponerla a las matemáticas, a los experimentos, a la maravilla de la naturaleza. Leer juntos y explorar el mundo desde la curiosidad de niños y niñas es el primer paso para romper estos sesgos y permitir que las niñas cumplan sus sueños en el mundo de las ciencias. (O)