Alto a la violencia

La violencia contra la mujer es una alarma diaria en Ecuador. Los esfuerzos para enfrentarla son escasos. Es, por lo tanto, otra deuda pendiente del Estado, el encargado de impulsar la prevención y de asistir a las víctimas, entre otras políticas.

Las estadísticas revelan datos espeluznantes. Los actos en sí mismos demuestran crueldad, desamor, incomprensión, los pocos o nulos valores de los victimarios, la cobardía para no enfrentar situaciones contradictorias, complejas, de no aceptarse a sí mismo, peor a los demás; sobre todo, de un machismo enquistado en la mente de quienes aparentan fuerza, pero en el fondo son débiles y tienen baja autoestima.

En 2022, desde enero a septiembre han sido asesinadas 206 mujeres. Según la Fundación Aldea, los causantes de estas muertes violentas son los hombres, sean parejas, exparejas, padres, abuelos o padrastros.

Tan decadentes cifras aumentan año tras año. Y eso sin tomar en cuenta los otros tipos de violencia, como las agresiones físicas y psicológicas. Por estos casos, son pocas las denuncias. No hacerlo o permitirlo bajo consideraciones absurdas, bien pueden derivar en asesinatos.

Asesinada una mujer, si es madre, quedan en la orfandad sus hijos, otro gran problema social y afectivo cuyas consecuencias son impredecibles.

De acuerdo a Aldea, 1.247 mujeres fueron víctimas de femicidio desde 2014. Dejaron más de 1.400 niños y adolescentes en la orfandad. Pues, algunos femicidas cometen “doble cobardía”: asesinan a sus mujeres y luego de suicidan.

Son señales de una sociedad violenta, machista, decadente, indecisa a la hora de tomar decisiones cuyas repercusiones incidirán en sus vidas; o muy llevadas a la frivolidad y a un mal entendido divertimento.

Lo comentado deriva de la “desaparición” de una mujer en la Escuela Superior de Policía. No por el lugar donde ocurrió el hecho ni por estar involucrado uno de sus miembros es el más reprochable y condenable. Todos lo son.

El país está en vilo en tanto el suceso no se esclarezca por completo, como todos los demás.

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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