Corría mayo de 1886. En varias ciudades estadounidenses se exigía la vigencia de la jornada de ocho horas diarias. Fueron ciento noventa mil trabajadores que promovieron una sentida paralización con detenciones, torturas, asesinatos. Hubo dolor ante la muerte, cadena perpetua, trabajos forzados. August Spies, George Engel, Michael Schwab, Samuel Fielden, Louis Lingg, Albert Parsons, descansan …









