¿El documento “Mater Populi Fidelis” da razón al protestantismo?

El reciente documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, titulado MATER POPULI FIDELIS (“Madre del Pueblo Fiel”), ha despertado un amplio eco dentro y fuera de la Iglesia. Algunos titulares lo han interpretado como una “concesión al protestantismo”, por desaconsejar el uso de expresiones como Co-redentora o Mediadora de todas las gracias. Sin embargo, una lectura serena revela que el texto no concede terreno teológico alguno, sino que reafirma la doctrina católica sobre la Virgen María, purificando eso sí, su lenguaje para que permanezca nítidamente cristocéntrico. La nota doctrinal no corrige la fe del pueblo, sino su vocabulario. Palabras como Co-redentora, aunque piadosas, pueden generar equívocos. Sabiamente se ha pensado que, si un título requiere largas explicaciones para no confundir, quizá no ayude a la comprensión sencilla de los fieles.

El documento, aprobado por el Papa León XIV, busca aclarar cómo debe entenderse la cooperación de María en la obra de la salvación. Afirma con fuerza que toda acción mariana está subordinada a Cristo, único Redentor y Mediador, pero reconoce también la participación singular de la Madre del Señor en esa obra redentora, desde la Encarnación hasta su presencia junto a la Cruz. En otras palabras, María no se coloca al lado de Cristo, sino bajo Él, colaborando como discípula perfecta y madre de los creyentes.

¿Significa esto que, con este documento, la Iglesia Católica da la razón al protestantismo que considera que no hay fundamento bíblico de algunos títulos de María? Definitivamente no, pues sí hay una amplia base bíblica de tales títulos. Lo que la Iglesia desea es que toda devoción mariana conduzca directamente a Cristo, sin sombras ni ambigüedades. Y es sólo en este sentido que el texto coincide parcialmente con la preocupación protestante por mantener a Jesús en el centro, pero no renuncia al corazón de la fe católica, que reafirma que María participa, de modo subordinado y singular, en la redención que su Hijo realiza plenamente.

Mater Populi Fidelis por lo tanto, no debilita la mariología, la depura. No apaga el amor a la Virgen, lo purifica para que resplandezca en su verdad más alta: la de una mujer que no se exalta a sí misma, sino que —como en el Magníficat— remite toda gloria a Dios. María sigue siendo, y será siempre, la Madre del Pueblo fiel, la primera discípula de Cristo y la más humana de todas las criaturas que han creído en el Amor. (O)

Padre Bolívar Jiménez

Padre Bolívar Jiménez

Sacerdote, 1981. Licenciado en Ciencias Religiosas, Diplomado en Derecho Canónico y Doctor en Derecho Civil. Vicario Episcopal y Vicario Judicial de la Arquidiócesis de Cuenca. Docente, Párroco de Cumbre.
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