No paralicen el país

Santiago León

A lo largo de la vida republicana del Ecuador hemos estado acostumbrados a las manifestaciones y paralizaciones. Es parte de nuestra historia. Este 2021 tampoco ha sido la excepción a pesar de que estamos en una etapa postpandemia. Los líderes indígenas y varios sectores sociales se han organizado para rechazar el congelamiento de los precios de los combustibles. ¿Tienen derecho a protestar? ¡Por supuesto! Pueden hacerlo las veces que deseen.

Pero también hay efectos colaterales. En estos últimos días las vías del país fueron bloqueadas. Muchos ciudadanos que se dirigían a sus destinos tuvieron que suspender sus viajes. Los agricultores no pudieron despachar sus productos. Inclusive, un menor de edad de la amazonía tuvo que ser trasladado de emergencia por vía aérea debido a la obstaculización de las carreteras.

¡Eso es lo que rechazamos! El ciudadano común desea trabajar. Estamos a las puertas de un largo feriado, el cual promete dejar buenos ingresos al sector turístico, que se vio muy afectado por la pandemia. Todo se puede caer por este estado de convulsión. Dejen que la economía se dinamice.

Se escucha a los líderes indígenas decir que tienen el apoyo de toda la ciudadanía para paralizar el país. Yo no les creo. La mayoría de los ciudadanos quieren ganarse el pan. El sector productivo no soporta más paros. Las huelgas representas pérdidas económicas. Pero eso al parecer a los protagonistas no les importa. Narcisistas. En estos dos días el sector florícola reporta pérdidas por más de USD 3 millones. ¿Quiénes responden por eso?

¿Existen otras vías para manifestarse? Por supuesto. Los parques, las plazas, los espacios públicos están para eso. Los ciudadanos tenemos el derecho a reclamar y declararnos en resistencia. Pero cerrar vías, bloquear los ingresos a las ciudades, cortar árboles, agredir el patrimonio, incendiar edificios, secuestrar a agentes del orden no soluciona la problemática. También es reprochable que la fuerza pública agreda a los manifestantes. Eso es inaceptable.

Afortunadamente en las últimas horas se ha anunciado una tregua. ¡En buena hora! Ahora, toca esperar que tras este pequeño receso el país no se convierta nuevamente en una zona de guerra. Más diálogo y menos violencia. Permitan al pueblo recuperar el tiempo que se perdió. (O)