Inhumano
Mónica es una mujer trans privada de la libertad, en la masacre carcelaria en Cotopaxi resultó herida de bala, su vida está en riesgo. Su abogado consigue el habeas corpus, pero no la dejan salir al hospital porque no hay grilletes electrónicos.
Parece chiste, pero no lo es; el problema carcelario va más allá de lo que pasa dentro de sus instalaciones, y rebasa los asuntos de seguridad y de rivalidades internas. La falta de recursos y políticas es evidente y afecta a los más vulnerables.
Mónica cuenta con el auspicio jurídico de la Fundación Dignidad, que trabaja para defender la vida dentro y fuera de prisión; luchan por asegurar condiciones dignas a quienes la sociedad considera indignos, porque estando en condiciones de privilegio, todos nos volvemos jueces y para nada ciegos.
Cuando se priva de libertad a una mujer trans ésta debe ir al pabellón de mujeres, no debe estar sometida a la violencia y explotación del pabellón de hombres; por sentido común, el Estado debe dejar de recrear las condiciones de violencia machista en los espacios que son de su competencia, dejar de ser inhumano.
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