Paradojas ambientales

Andrés Martínez Moscoso @andresmartmos

París fue nuevamente noticia a finales del mes de enero, y no necesariamente por su arte y cultura, o por la próxima realización de los Juegos Olímpicos, sino por una protesta encabezada por miles de agricultores que se oponen a las medidas dispuestas desde el palacio del Elíseo.

Entre las principales demandas, se encontraban aquellas relativas a mantener subsidios de combustibles para el sector agrícola, desregular el sector respecto a la utilización de agroquímicos y flexibilizar en este sentido la regulación ambiental y/o sanitaria, la cual afirman es una de las más estrictas de la Unión Europea, UE, de igual manera solicitaban compensaciones económicas para contrarrestar los efectos de la invasión a Ucrania.

Y, por último, pero no menos importante, la negativa del sector agrícola a la ratificación del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y MERCOSUR, pues a criterio de los agricultores, esto representaría una “competencia desleal”, a consecuencia del ingreso de toneladas de productos, entre ellos cárnicos, que según su criterio no cumpliría las “altas” regulaciones francesas.

La paradoja es real, pues el sector agrícola a nivel interno solicita disminuir los estándares de protección ambiental, respecto a sus cultivos, pero al mismo tiempo, intentan evitar el ingreso de productos argentinos y brasileiros, a los cuales, si quieren que cumplan con los esquemas más altos a nivel de control de hormonas, así como evitar aquellos que provengan de pastizales producto de deforestación de la Amazonía.

Sin embargo, a la UE le interesa mantener relaciones cercanas con MERCOSUR, si es que desea cumplir con sus objetivos climáticos que permitan descarbonizar el sector del transporte y avanzar a una movilidad limpia y sostenible, ya que algunas de sus medidas se sustentan en movilidad eléctrica, la cual, entre otros, necesita del litio, y gran porcentaje de este se encuentra en América Latina, en el “triángulo del litio” (Chile, Argentina y Bolivia).

Si bien es cierto, el acuerdo de libre comercio fue suscrito en 2019, su ratificación para la entrada en vigor es compleja, pues existen temores a nivel europeo, que se sustentan en los posibles efectos negativos en el sector agrícola, así como por los bajos estándares ambientales de los países del MERCOSUR. No obstante, también existen elementos fundamentales para mantener una cooperación con estos países latinoamericanos. Por lo que se debe pensar en una verdadera alianza “ganar-ganar”. (O)