La puntualidad es un deber de toda persona bien educada; es una muestra de consideración, respeto y cortesía a los demás; la falta de ésta sería no considerar ni apreciar el tiempo de las otras personas, ni el propio. La norma de la puntualidad es una muestra de disciplina de estar a tiempo para cumplir con los compromisos adquiridos deliberadamente, ya sea en el trabajo, en los estudios, los compromisos sociales, las citas médicas, las tares en la oficina, etc. etc. En definitiva esta es una cualidad necesaria para agrandar la personalidad de todo ser humano, en su carácter, orden y eficacia; sin olvidar que el interés, el deseo y el gusto por cualquier actividad de la vida diaria, están asociados con la puntualidad. La impuntualidad denota desorden, descuido, desinterés, pereza, olvido, desconcentración y mal manejo del tiempo. Desgraciadamente en nuestra Ciudad, y en el país en general muchas veces nos “jactamos” de la impuntualidad, a tal extremo que hemos denominado como “hora Cuencana” y “hora ecuatoriana”, y aceptamos como normal estos constantes y prolongados atrasos en el inicio de cualquier tipo de actividad social al cual asistimos, sea de orden cultural, político, religioso, deportivo, etc. En este contexto me permito hacer un llamado muy cordial, pero reflexivo a todas las instituciones, gremios y empresas que organizan eventos sociales, de cualquier índole, para que se dignen respetar y considerar a los asistentes a estas programaciones, y traten de cumplir con sus programas puntualmente, de acuerdo al horario anunciado en sus publicidades. Un especial llamado de atención para la directiva del Deportivo Cuenca, por ser reiterativos en estas fallas; en la llamada “noche cuencana” para la presentación del equipo, tuvieron un retraso en más de una hora en su programación; muchos de los aficionados bostezaban de sueño y cansancio, la afición aguató estoicamente el frío y salió del estadio al filo de la media noche. Señores dirigentes que esto no se vuelva a repetir, comprendan de una vez por todas que no deben abusar de la paciencia y de la lealtad de los aficionados, que haciendo un gran esfuerzo respaldan al equipo comprando sus entradas y sus abonos, piensen que estas actitudes alejan a los hinchas de los graderíos. (O)
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