Reconocer la trascendencia de una revista que ha mantenido su vigorosa vigencia por más de cuarenta años, -algunas no pasan del primer número- es rendir obligado y justiciero testimonio de elemental gratitud a una noble actividad que en su más alta cumbre situó a la libertad de expresión como su objetivo capital. La revista “Avance”, acaba de lograrlo. Para Rolando Tello, su excepcional Director y para sus valiosos colaboradores, es totalmente comprensible que sea motivo de justificada complacencia. El poderoso aliento que la ha sustentado por encima del tiempo, de los avatares polìticos y de tantos otros contratiempos, le ha convertido, junto a Diario “El Mercurio”, en faro del quehacer peridístico de Cuenca y del país. Entonces, es preciso que los cuencanos celebremos el singular episodio –tal como se merece-, por todo lo alto.
El conturbador vértigo de la época, apenas deja espacio para que el lector centre su atención en los textos periodísticos. Mantener su interés, demanda de sagacidad y penetración –mínimas calidades- y sostenerla por más de cuatro décadas, es tarea titánica que revela, sin equívoco posible, que sus contenidos y notas han alcanzado el elevado rango que cautiva y atrapa. Como nada es casual o fortuito, hay que reconocer que, en el caso de Avance, su jerarquía informativa alcanzó el esplendor de la excelencia. Además, su visión siempre a tono con la época, le han conferido lúcida presencia e indiscutible actualidad.
Su rasgo característico: la independencia crítica, le ha permitido alcanzar no sólo la deseada objetividad, sino, sobre todo, mantener un periodismo autónomo por soberano. En definitiva, Avance subraya la presencia de una libertad creativa sin barreras, que le ubica más allá de los compromisos de ocasión y siempre más acá del ser humano. La plenitud de su vigencia lo confirma. (O)