IN MEMORIAM GERARDO MARTÍNEZ

Rincón de Cultura

Conocí hace tanto tiempo a Gerardo Martínez Espinosa, quien acaba de morir, a la venerable edad de 96 años,  que ni siquiera me acuerdo desde cuándo tuvimos una cordial y profunda amistad, que no solo me honraba, si no que me enseñó infinidad de cosas, a lo largo de la vida.

Al finalizar la década del 80, tuvimos una larga y entretenida conversación, que quedó registrada en mi libro de entrevistas ECUADOR, HOMBRRE Y CULTURA  (1990). Esa charla llena de apabullante sinceridad, nostalgia de infancia y  realismo sobre su juventud y desarrollo vital, me sigue pareciendo de las mejores piezas del volumen.

Dos aspectos de su personalidad, nítidos en la entrevista, quiero destacar en esta pequeña nota evocativa: su hondo sentido de la cultura -en especial de la popular: “más cerca del espíritu sencillo o espontáneo de la gente y de la necesidad cotidiana”– y su infatigable labor, a lo largo de décadas, en beneficio de la comunidad cuencana, bajo el signo del conservadurismo, al que respetaba, si, pero con espíritu crítico.

Era hermoso escucharle ensalzar la vena creativa del pueblo, su no academismo: “más influenciado por la intuición que por el saber”, a él, que con los años se había convertido en paladín de esa producción humana y estética, en particular cuando dirigió el CIDAP, época en que lo traté más de cerca.

Su vocación de trabajo no reconoció nunca fronteras, y del joven colaborador de la imprenta de los Cevallos García, pasó a labores de secretario en la administración municipal  de los dos primeros Alcaldes, Luis Moreno Mora y Enrique Arízaga Toral, a los que se refería como “admirables guías”, y luego a un sinfín de tareas de responsabilidad administrativa y humana.

 La gente conocía mucho a este hombre que dirigió entidades varias y la Provincia misma, como Gobernador, tanto, que solo su sentido del humor, le hacía reír de un chiste que reproduzco: cuando vino el Papa Juan Pablo, pintaron un mural, en pleno centro, en el que se veía al pontífice y a diferentes personalidades, en imágenes de pequeño formato. Le conté que por ahí decían, refiriéndose al Sucesor de Pedro: “¿Quién será ese hombrecito de blanco al lado de Gerardo Martínez?”. “¡Qué irreverentes!”, dijo, pero no pudo reprimir la risa.