En los últimos dos meses, he tenido la satisfacción de ser profesor en la escuela de Administración Deportiva, que el Instituto Tecnológico Wissen imparte en el país. Me agrada compartir mis experiencias con grandes deportistas, algunos entrenadores y personas que se preparan para abrazar una profesión, luego de que sus mejores días en el deporte, deben detenerse para hacer la pausa y combinarse con el estudio.
Dos de mis alumnos, el judoca Lenín Preciado y el boxeador Julio Castillo, participaron en las olimpiadas Tokio 2020; desde la lejanía y mientras el tiempo les permitió, no dejaron de conectarse por zoom a las clases. Con mística y decisión de aprender, haciendo una pausa en sus largos y extenuantes entrenamientos, nos han demostrado que son capaces debatir y acompañar el amor por la administración, las decisiones, los momentos de verdad y el entendimiento del tiempo que exige a veces reconsiderar la estrategia de la vida y el trabajo.
Nuestros deportistas olímpicos tienen el valor y constancia de los verdaderos ídolos; todos tienen su historia, sus días difíciles hasta encontrar sus marcas, su soledad y su acompañamiento. La constante ha sido siempre buscar una posición que les permita trascender en el tiempo.
A pesar de que siempre me gustó el fútbol, y mi pasión es el atletismo, a través de haberme introducido en la vida de los deportistas, el ciclismo, la halterofilia, el judo, y el boxeo pasaron a ser de mi interés y creo que el de muchos ecuatorianos. Les mando un abrazo gigante a mis alumnos, a sus entrenadores, su familia y amigos. La vida, sin excepciones, siempre brinda revanchas. Con el paso de los años, las horas de entrenamiento, y las metas bien trazadas, de seguro alcanzarán sus logros. Queda un recuerdo enorme de Carapaz, Dajomes, Salazar, Campo, Jaramillo, Barona, la de nuestros marchistas, y la de quienes llegaron a Tokio a entregarse en cuerpo y alma.
Ahora le toca al Estado ecuatoriano crear la Escuela Superior del Deporte y apoyar el crecimiento deportivo y personal de este grupo de deportistas, y los que vienen de atrás. (O)
