¿Frontera sur discriminado?

Luis Muñoz Muñoz

Luis Muñoz

Hace poco el señor Alcalde  del Cantón Macará, Doctor Alfredo  Suquilanda, anunció que por cuatro ocasiones ha solicitado al COE Nacional, la reapertura de la frontera  Sur  donde  se ubica el «puente internacional de la Paz y la Amistad»,  que es vital para el desarrollo  de las ciudades fronterizas en materia de economía y turismo, sin embargo  tales gestiones no han sido atendidas  oportunamente. Pero no solo ha gestionado ante este organismo la reapertura del puente internacional, sino también a nivel de embajadas y cancillerías y vicecancillerías, sin embargo, hasta la presente fecha no se han alcanzado resultados positivos, porque los informes del COE Nacional » duermen el sueño de los justos», desatendiendo el clamor de un pueblo por decidía o ineptitud. Lamentablemente las decisiones se toman no en base a necesidades reales, sino con cálculos políticos, perjudicando con ello a una región importante de la patria, desconociendo que, en los momentos más aciagos del país, estuvo de pie para defender la integridad territorial. La decisión de reabrir la frontera, como en su momento fue la de cerrarla es totalmente responsabilidad del COE Nacional, que si atendió oportunamente a la frontera Norte, que limita con Colombia, mientras se discrimina a la frontera Sur, violando principios constitucionales como el de igualdad y no discriminación, que lo invocan profanamente cuando les conviene. La culpa  del cierre de frontera por tan largo tiempo la tiene el mismo Estado Ecuatoriano  y el COE nacional, que no aplicaron en su debido momento suficientes pruebas de  detección, lo cual pone en duda cualquier cifra, se llevó un pésimo registro de prevalencia y fallecimientos, se minimizaron las medidas preventivas y en particular el uso de cubre bocas, se vacunó muy tarde mientras en otros países  existían  millones de vacunados. Pero eso no es lo más grave, sino que en todo ese tiempo el COE nacional demostró que no entiende las dinámicas fronterizas y que en consecuencia nada hace por ellas. Es una lástima lo que pasó en las comunidades fronterizas que deja muchas lecciones y que estamos lejos de aprender. Se ha hecho énfasis en el aspecto económico. En las pérdidas que provocó la ausencia de turistas, la nula transacción mercantil en el comercio de Macará y otras poblaciones fronterizas. Empero, un muy alto porcentaje de los residentes fronterizos tienen familiares directos y amigos que viven en el lado Peruano, y en la práctica las familias y los círculos sociales son binacionales y están distribuidas entre los dos lados. Al cerrar la frontera, esta distribución natural y que se da con el paso del tiempo y hasta de generaciones, se convirtió en división de la familia. Los residentes fronterizos del lado ecuatoriano  encuentra una serie de escollos  para poder cruzar la frontera,  ni siquiera por sentido humanitario se les permite, cuando sus familiares del otro lado  se encuentran  ante lo inevitable en la hora suprema de rendir tributo a la vida. Esa es la visión que hace falta para ser humanos y solidarios y que la pandemia hizo evidente, la de regiones binacionales que comparten problemas y que en consecuencia deberían compartir soluciones. Esto incluye, de manera prioritaria el tema de la salud. Muchas fronteras se cerraron con la pandemia, pero no tanto tiempo. Veinte meses y más en una zona que interactúa cotidianamente provoca un daño muy grande en la vida social, económica, cultural y educativa de la región y se debería de estar pensando qué hacer para que no vuelva a suceder. El COE nacional, el Estado y los organismos que tengan que ver con la reapertura del puente Internacional de la Paz y la Amistad, ubicado entre Ecuador y Perú en Macará, deberían tomar decisiones urgentes reabriendo la frontera Sur, y redimiendo a toda la región, que sufre la indolencia de un entrabamiento burocrático mal entendido. Desde esta columna seguiremos atentos  a la atención preferente y prioritaria  que merece  Macará » guardiana sin relevo de la ecuatorianidad». (O)