A estas alturas de la comedia política están claros los objetivos que cada actor desempeña en el teatro. La mayoría de concurrentes los miran entre aterrados y sorprendidos.
El bloque correísta tiene definida una meta y para cumplirla a corto plazo: el regreso su líder al país. No un regreso así de simple, sino al poder.
Allanan todos los caminos, posibles e imposibles. Entre los imposibles, imposibles de creerlos por quienes los aúpan.
El único cerrojo para su regreso mesiánico es la sentencia de un tribunal de justicia en su contra.
Echarlo abajo es la gran cruzada emprendida desde la Asamblea Nacional. Sigilosamente en unos casos; abiertamente en otros, su bloque legislativo avanza a paso de vencedores.
Tienen ya el control del Legislativo cuya desaprobación ciudadana les importa un bledo. Acaban de conseguir el juicio político contra tres vocales de la Judicatura, desde donde se nombran, destituyen y se sancionan a jueces.
Demás está decir que esa Judicatura es un laberinto donde A es B, B puede ser Z, Z nunca pudo haber sido; o B puede convertirse en lo que quiera según las conveniencias.
No será extraño que pronto se tomen las riendas de esa instancia, si es cierto, como parece que lo es, que el principal de la terna enviada nada menos que por el presidente de la Corte Nacional de Justicia tiene corazón verde flex.
¿Por qué tal condescendencia? ¿Es un puro “querer sin queriendo? ¿Controlar (retomar) la Justicia es el otro paso en pos de revisar y anular sentencias?
Con ese otro bodrio constitucional que es el Consejo de Participación Ciudadana harán lo mismo. Entonces lo tendrán todo: espada, escudo y coraza.
Hay que decirlo. El señor Correa, posiblemente es el único que tiene “capital político” en el país.
El correísmo es libre de proceder como quiera; pues así es la democracia, si bien no cree en ella, sino valerse de ella.
Los otros, ¿le hacen el juego? ¿A cambio de qué? ¿De tener sumisos contralores, jueces, procurador, fiscales, y un largo etcétera, para tapar sus andanzas?
Como que socialcristianos, los “resentidos” de la ID y los “rebeldes” de Pachakutik, más los gelatinosos independientes, ayudan a trabajar para el regreso del expresidente, así esta potencial posibilidad implique romper el espinazo de la República.
Y para ese mismo fin, también abonan otros sujetos que, de pronto, les hizo mal mirar al norte y optaron por el foso pudibundo.
Ya son parte del teatro donde marionetas, torquemadas, justicieros, guacharnacos, chinos, entrenan su próxima obra cuyo libreto se basa en el regreso del prófugo, libre de toda culpa. (O)
