Ceniza y algo más

David G. Samaniego Torres 

Algo raro le pasa a este mundo o ¿soy yo quien percibe cosas extrañas donde no existen?  En carnaval parece que todos nos dimos un respiro: los   asediados nos liberamos de tantos temores y dimos algo de libertad a nuestros cuerpos para que transiten por espacios abiertos; pero hay que reconocerlo, parece ser que los malhechores también necesitaban un poco de paz, abandonar sus armas y volver a espacios donde con seguridad alguien todavía   esperaba por ellos. Y hoy, para satisfacción de este columnista, coincide esta publicación con un miércoles de ceniza, un momento en las hojas del calendario propicio para pensar y repensar en el qué y por qué de nuestras vidas.   

Hemos vivido, últimamente, un tiempo de muerte y desasosiego con el peligro grande de convertirlo en una rutina de sangre y zozobra. Hay indicios de que Ecuador está dispuesto a ganar la batalla en contra del pillaje y provocar así que las bandas terminen sus días o busquen otros parajes donde saciar su maldad. ¿Por qué hago esta afirmación? Comparto con ustedes algunos buenos deseos personales   basados en actitudes y declaraciones de quienes hoy nos gobiernan.   

-Si bien es harto difícil entender intenciones ajenas, bien parece que nuestro presidente Noboa piensa más allá de las horas y de los meses; al decir del expresidente Hurtado actúa como “un hombre de Estado” y, de ser así, por qué no expresar mi beneplácito que espero lo comportan y que estemos atentos para que se cumpla siempre: todas las horas y todos los días; en todo proyecto y en todas las decisiones, es decir, siempre.

-La presencia de nuestras fuerzas armadas en las calles y en el campo; el castigo a malos servidores públicos; la colaboración de la administración de justicia y el aplauso ciudadano son indicadores de un acierto en la toma de medidas en contra de la delincuencia.

-Los ecuatorianos somos un pueblo de desmemoriados. Quizá por ser generosos olvidamos a quienes nos trataron mal y por débiles de carácter y amantes de lo fácil no corregimos nuestros comportamientos dañinos. -Pero estamos comprendiendo mejor que querer es poder y que es hora de unirnos para no ser aniquilados por fuerzas del mal que si se agrupan, para conseguir sus objetivos, lesivos a nuestra convivencia.

Bienvenida la ceniza. No está por demás un examen de nuestras costumbres. EL futuro de Ecuador lo pide. (O)