La política en tribunales en medio de una violencia brutal, en un país que hace 10 años era considerado isla de paz; con jueces y fiscales honestos, ahora sin protección, están constantemente amenazados por la delincuencia organizada, la misma que pacta con personajes ahora juzgados en el caso Purga o en Metástasis, que liberaron a integrantes y bienes de estas bandas, descubiertos en altos cargos de la judicatura nacional o de la Corte del Guayas, en donde está la capital del crimen, la ciudad industrial de Durán y sus áreas de influencia o la sanción de prisión emitida, en el caso encuentro, a parientes del expresidente Lasso por influencias sórdidas en negocios del estado.
Los apagones han desmoralizado a la nación afectando a las actividades económicas, en soletas, sostenida por préstamos internacionales, revisión del IVA y de los subsidios de combustibles, así como mínima inversión pública, con sacrificio ciudadano. Caso contrario a estas alturas con qué recursos se estuviesen invirtiendo en los generadores, la barcaza, la recuperación de la hidroeléctrica de Toachi Pilatón, el costo de la compra de energía a Colombia, etc. Esfuerzos agravados por inversiones obligadas para atenuar incendios forestales; que han sido prendidos por malas costumbres ancestrales de creer que la quema de la vegetación llama a las lluvias y lo que es peor por atentados criminales que sospechan son efectuados por pirómanos o por violentos destructores de la convivencia social, en investigación.
Aprender de la adversidad. Llamando a la gestión política en los altos niveles del gobierno y de la Asamblea Nacional, que no se ocupen de una estéril disputa personal, entre sus mandos, sino que procuren el bienestar ciudadano que los juzgará en las urnas. La función judicial debe proteger a sus operadores en la base del sistema, caso contrario la justicia está en ciernes y amenazada, los órganos de control deben despertarse ante las necesidades nacionales, de al menos organizar un concurso decente para la Corte de Justicia y Constitucional. Esto sería parte de la resiliencia, que empujó a nuestros cercanos vecinos a mejorar. Antes los más peligrosos del mundo. (O)